viernes, 15 de noviembre de 2013

SE QUEDA EL ALMA

(AGO. Bruma de Latores. Octubre, 2013)



Hoy hace años sobre ti la tierra.
Casi tendrás la voz
acostumbrada
al lenguaje vivaz de las raíces,
casi serás ahora un campesino,
porque seguramente te estaba reservada
una finca pequeña con árboles frutales
y una presa y un tordo.
Cada mañana irás, feliz y campechano,
a limpiar la maleza a tus viveros
y cada tarde, solo,
leeráas a la sombra un poco de tu Homero.
Enseña a hablar en griego a los difuntos,
diles cómo decían los dioses padre, beber agua,
o cosechar el instante,
cómo cantaba el hombre la vida pasa.
Muéstranos a tu maneera
                    -te entenderemos-
en qué aldea cultivas de la muerte,
por si alguno se fuera de nosotros que te llevara
unos sanjuanes, la tabla de mareas
y unos jilgueros.

Hoy hace peso sobre ti la tierra,
pero nadie mejor que tú para saber
que si se muere el cuerpo se queda el alma.

                                              (A Cristóbal Rodríguez, in memoriam)

domingo, 27 de octubre de 2013

Otoño en flor


(AGO. Ocre y silencio. Valdemurio. 2011)
 
 
Hojas caídas.

Mis pies sobre el otoño.

Sobre mí, el tiempo.

sábado, 6 de abril de 2013

NOCHE EN DELFOS


(Mar lejana)
                                     
Desde Delfos veíamos

la bahía de Itea.

Yo sentía las naves

atracar silenciosas.

Tú recitabas versos

del poeta de Paros.

La luna iluminaba

tu perfil hermosísimo.

Cenamos frescos peces

bajo la espesa parra.

Y esa noche bailamos

sirtakis muy antiguos      

con amor en los brazos.
                                  (Para I. R. de A.)

viernes, 5 de abril de 2013

ESTACIÓN DEFINITIVA


(AGO. Crestas y nubes. 2011)
 
Quedó sin hojas

como en noviembre

queda la higuera.

 

Pero en su cuerpo

nunca jamás

volvió a posarse la primavera.

viernes, 11 de enero de 2013

EL CUENTO DE LA VIDA


(AGO. Hora de partir. 2012)
Recoge las palabras,

apaga el fuego.

Dame tu mano vieja.

Dame tu mano atardeciendo,

tu mano de pastora,

-cinco dedos de fuerza-.

Y sal conmigo y nómbrame

el nombre de todas las estrellas del cielo de la noche.

Luego vayamos ya.

Vayamos dentro.

Y acércame a la madre antigua

de los libros.

Repíteme el final

de aquella historia.


Era roja la rosa

roja como la sangre roja de aquel pájaro,

roja como su cuello rojo entre la espina.


Pronúnciame el nombre

de sus príncipes.

Háblame y dime

palacio,

pluma

carruaje.

Dime conceptos a galope,

dime

diamante,

arroyo,

sauce,

y seda

y púrpura y candil.


Era roja la rosa como la vida

de la sangre

y roja de dolor como el corazón

del desengaño.


Siéntate junto a mí.

Ahora

cierra las puertas,

tenemos que morir.